Historia de la princesita y el mago
Había una vez un mago que por sus
andares por el mundo se vino a topar con una princesita y se hicieron amigos,
el mago y muy a su pesar se convirtió en el paño de lágrimas de la princesita,
y él tratando de ayudarla uso de todos sus saberes para intentar que la princesita se diera cuenta de cual era su
problema, pero ella que por lo que parece era un poco dura de mollera, no es
que no fuera lista que si lo era, pero su ego
era mas fuerte de lo que parecía y no le dejaba madurar. Y por lo tanto no
se enteraba y no cambiaba.
Un día el Mago que ya estaba hasta
el mismísimo gorro, si ese gorro que llevan los magos, parecido a los de los
penitentes, pero con estrellitas pintadas y una luna. Pues estaba hasta el
mismísimo pico del gorro, y entonces pensó en contarle un cuento a ver de una
vez la princesita se daba cuenta. Y el cuento era así:
Un
día del frío invierno una princesita vino a nacer en la áridas tierras
de La Mancha,
pero su padre el Rey por eso de los atares de la vida se marcho de esas tierras
y fijó su reino en las de de Castilla,
para se más exactos en la amurallada ciudad de Ávila, aquello le gusto a la
princesita y ella siempre ella decía que era de esa ciudad, tal vez porque era
como más noble y tal vez también por que allí fue donde paso su infancia. O por
que las murallas que la protegen tienen algo que ver con su carácter, que ella
piensa que es fortaleza, no dándose cuenta que la coraza caracterológica es
como una muralla que parece que nos protege, pero en realidad nos impide
expandirnos
La infancia de nuestra princesita
fue feliz en un principio, pero su felicidad pronto se vio truncada pues nació
una hermanita que le vino a quitar el liderazgo, no es que fuera mas bonita
pero como era la mas pequeñita llamaba mas la atención, como siempre pasa en
casi todas las familias. Eso ella no lo sabia y no lo quiso saber, aunque
pasase el tiempo, los años y muchos años.
Ese hecho hizo que la princesita se
hiciese nerviosa, e inquieta y tratase de conseguir el cariño de su madre, que
es lo que necesitaba a través de travesuras. La reina: ”una gran señora”, en vez de preocuparse por hijita la dejó en
manos de sus doncellas, pensando que dándole todos los caprichos y sirvientas
que la atendieran todo estaba resuelto, en vez de darle afecto, cariño y
contacto personal, que es lo que necesitan los hijos, pero ella posiblemente no
lo sabia pues a ella tal vez la habían tratado igual.
Como la situación no cambiaba un día
pensaron en meterla en un internado, eso si de lujo, y tal vez recomendado por
algún capellán de esos que se acerca a las familias pudientes, para quitarles
los bienes materiales y hasta los hijos, claro por la gloria de Dios, (Como si
Dios necesitase esas cosas).
Y allí fue ella a parar y allí aguanto
todo lo que pudo, pero perdió su juventud. En su fuero interno y con la
separación de su reina madre no se resolvió la falta de su cariño, como tampoco
se resolvió el odio hacia su hermana. Y la princesita se quedó colgada en su
estado de niñita dolida, su tierno corazón no maduró, el rencor no la dejaba
crecer. Y culpaba a su hermana en vez de
hacerlo a su madre, pues era tanto lo que a que la quería y necesitaba que no
se permitía pensar nada contra ella.
Y pasó el tiempo y en su destierro,
en su jaula de oro sus dorados barrotes la fueron ahogando, hasta que un día no
pudo mas y en un descuido, como gaviota, viendo la puerta abierta voló hacia su
libertar. Porque las gaviotas son aves nacidas para ser libre y en cautividad
enferman o mueren.
Su libertad no fue del todo real,
pues los condicionamientos de su infancia, su juventud la habían marcado
profundamente, como le suele suceder a casi todo el mundo, pero eso ella no lo
sabía. Ella era libre, pero no lo era del todo, arrastraba el odio, el dolor, y
el rencor de su infancia perdida, su juventud no disfrutada
Y
siempre culpó a su hermana; y aprendió a manipular y llegó a crear bandos y
alianzas entre sus hermanos para atacar o defenderse y estos comportamientos y
creencias las mantuvo siempre.
Y el problema también se mantuvo porque
su hermana siempre le tuvo celos, por creerla libre (cosa que ella no se
permitía), y por ser la mayor como suele ocurrir en casi todas las
familias. Los problemas en familia no
siempre tienen una sola causa. Pero el resultado es que nos hacen infelices. Y
la vida pasa y pasa y no salimos de ellos. No salimos de ellos por que no
queremos comprender, nuestro ego no nos lo permite.
En su libertad se sintió bien, pero
sus condicionamientos estaban siempre ahí desde el inconsciente, como
situaciones no resueltas. Y trabajó y se
buscó la vida, aunque de una forma un poco artificial, pues las riquezas
familiares la respaldaban económicamente y eso hizo que no aceptase verdaderos
compromisos para sobrevivir, aprendió a no aceptar compromisos y enarboló la
bandera del no compromiso y tras ese
estandarte forjó su vida, y sus
relaciones. Y hasta decidió no tener descendencia
No
se si por no tener el compromiso que ello supone o por romper el proceso
generacional debido a lo mal que a ella le había ido.
Y pasó el tiempo y encontró a un
HOMBRE, si con mayúsculas. Que la quiso muchísimo, le daba todo lo que quería,
la trataba como la niñita que era, le daba libertar y le permitía su no
compromiso. Todo maravilloso. Pero la
vida tiene sus toma y daca, y un día por ser él mayor se tuvo que marchar a la
tierra del nunca jamás. De la que jamás
regresaremos y a la que todos iremos a parar cuando nos llegue nuestra
hora. Y ella pensó que lo debía
acompañar en ese viaje, o que debía ella haberlo emprendido primero, pues no
soporta el dolor, no quiere aceptarlo, aunque su comportamiento la haga infeliz;
y se sintió sola y abandonada una vez más, por la persona a la que más quería.
Ahora tiene la oportunidad de
comprender, si ella quiere, y aceptar que las cosas son como son, y enfocar el
resto de su vida aceptando el compromiso de vivirla, aceptando compromisos,
cambiando el chip, o puede seguir como le va, queriendo que las cosas sean distintas
de cómo son, no queriendo darse cuenta y esperando que todo el mundo cambie
para seguir ella igual.
Fin del cuento
La princesita puede convertirse en
una reina si sabe seguirlo, escribiendo el día a día.
Con todo el cariño de tu amigo el mago
del gorro en pico, con estrellitas y una luna de plata sobre fondo azul.
En
Málaga 18/07/2019
De
la colección Cuentos de media noche
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