CUENTO PARA
ROSETTA
Había
una vez un alma muy tierna que vino a nacer entre peces y naranjos. Su madre,
mujer fuerte, que por herencia materna lo traía, la quería y protegía.
A esta niñita le pusieron, tal vez
por su abuela, por su color, o por no se que, un nombre, que también era el de
una piedra. Pero no el de una piedra cualquiera, fue el de una de las más
importantes, la que había servido para descifrar las antiguas lecturas, los
antiguos conocimientos, y esto la marcó. Este nombre simbólico la marcó. Pero
más la marcó su entorno, su historia. La
que su madre le contaba. Y ella fue
creciendo feliz y contenta al principio dentro de aquel “equilibrio” familiar.
Esa
alma había nacido con traje de mujer, pero era un alma de hombre y como tal,
cuando llego a su inevitable desarrollo sexual, por eso de “los edípos”, se
enamoró de su madre, en vez de haberlo hecho de su padre. Ella, era tan fuerte, tan segura, tan
maravillosa... Por el contrario, su padre que era un hombre, más rico, cariñoso
y tierno, era más débil. Hombre que por
eso había sido buscado por su madre. Pues, para poder congeniar con ella, así
debería de serlo. O ¿habría sido él, quien necesitando de la fuerza se la buscó
en la esposa? Y lo curioso es que estas formas de selección ya se venían
repitiendo en varias generaciones en su árbol. Por lo que, en esta familia, se
conseguía un equilibrio, pero era más matriarcado que patriarcado. Esto no es
malo ni bueno, pero tiene sus consecuencias.
En su
casa, también, su hermano menor cogió el papel del débil, todo era lo contrario
de lo que debería ser una familia española tradicional, y el niño barría, hacia
su camita etc. como papá. Esto no era ni bueno ni malo, era lo que era, pero
también era distinto a lo que ocurría en las casas de sus amigas, de sus
compañeras, las otras mujeres.
En esa época su vida se movía entre: su
incomprendida sexualidad y las incongruencias inconscientes.
La vida le fue
fácil, pero también difícil, porque era la mayor. Y decidió dedicarse a
estudiar y como era familia pudiente la mandaron al extranjero. Y ella decidió
ser más que nadie: aprender y aprender y conseguir su sueño. El sueño que en su
impotencia se había creado. Porque muy en el fondo se sentía como “La
cenicienta”.
Y en
sus estudios conecto con la PNL
y sus mapas, creencias, escalas de valores…
“La teoría” y todas esas cosas. Y
con su aprendizaje se sintió poderosa. Y pensó que salvaría a todas las mujeres;
que salvaría al mundo,
que generalizando se salvaría ella con ello. Y que la “Maldición”, su maldición
que así creía que era, llegaría a su fin.
Y se dedicó a escribir. Para transmitir sus descubrimientos por su
enseñanza teórica. Y en sus escritos fue metiendo su historia, su vida,
poniendo ejemplos, nombres simbólicos y todas esas cosas que hacen los
escritores, la mayoría inconscientemente, para convencer, para convencerse,
para sanarse de forma inconsciente, por su impotencia, su frustración.
Y porque tocaba un tema importarte empezó a
hacerse famosa. Sus escritos empezaron a venderse muy bien y ella empezó a
creérselo. A creerse que tenía “La
Verdad”,
la llave de todas las cosas, sin saber que esta es “La Humildad”, la que abre
todas las puertas.
Y se
monto en su carroza y se fue al mundo de las fantasías, al de sus sueños. Y se
creyó una “Reina”, como pensaba que era su madre. Y por su orgullo pensó: Tengo
“la Gran Solución”.
Y esto lo tengo que hacer conocer a todo el mundo.
Y en sus libros se citó a ella hasta
la saciedad y se engordó el ego, Sin darse cuenta, que una cosa es la
autoestima alta y otra el pecado de “La Vanidad”, que tal vez sea ese su dominante entre
los nueve. Y por su ambición y por el dinero comenzó a copiarse, a
auto-prostituirse, por darle demasiado valor al dinero. A no saber parar en su
justo momento.
Lo que es peor.
Lo que comenzó a ocurrir, es que con su historia, a nivel subliminar, confundía
a quien quería salvar.
Hacia tiempo se
había inventado lo de “las reinas con sus coronas y las damiselas con sus
diademas flojas”, por lo de su cuento preferido, que también hablaba de
zapatitos de cristal, de príncipes, de hadas buenas. Y metió en sus escritos,
la elección de los zapatos, de príncipes, armaduras y mas cosas, pues en su
infancia ella se había sentido identificada con la protagonista.
Y eso estuvo
bastante bien.
Era un alma muy
lista, eso hay que reconocérselo. Pero una cosa es ser listo y otra consciente.
Ella no sabía, que lo que nos une a Dios no es el alma sino la CONSCIENCIA. Y, que
por supuesto, no lo es la listura. Bueno
todo son términos y conceptos, pero lo pongo aquí para que nos entendamos.
En su
último libro habló de arquetipos y a las mujeres no les contó toda la verdad.
Basándose en su inteligencia y por su orgullo, pensó que los demás que no la
tenían. Su prepotencia, como Alejandra, no le permitió saber más. Por más que estuviese marcada por el nombre
del “diccionario”. Y habló de
“Maldición” y dijo que era de Eva aunque tal vez hubiese debido decir de
Deméter, y cambio las cosas y cambió los términos y no dijo toda la verdad, o
porque no la sabía, o porque su confusión no se lo permitió, o porque su cabreo
hizo que...
Y
llegó a declarar que el chip de la maternidad no está en el ADN de la mujer.
Para
auto convencerse. Y en su frustración, se busco los hijos en sus alumnos, sus
coacheados, sus...
¿Será
que no sabe que las grandes diosas prehistóricas eran mujeres, grandes
paridoras y con el conocimiento?
¿Será
de las que piensan que Dios es masculino?
¿Será
que no sabe tanto como se cree?
Quien
sabe por qué será.
Quien sabe por
qué lo hizo, pero lo hizo.
Y en su historia
también habló de “Mara”, su parte de amargura, de “Alejandra” su parte
luchadora, vencedora de sus males, su cáncer, de su decisión o justificación de
no haber querido tener hijos. Pero no dijo nada de su querer romper con la
línea generacional. Posiblemente eso no lo tenía consciente. Tenía tanta
dualidad interna, entre los cariños a sus tan distintos progenitores.
Habló de su
maldición de haber nacido mujer. Y quiso liberar a las mujeres. Y quiso
liberarse ella, pero no lo consiguió; porque, aunque era muy lista no tenía
todo el conocimiento. Era una lista más bien teórica.
¿Sería que había
nacido bajo el signo de virgo o de leo ?, eso no lo se. Hay tantas cosas que, aunque soy tan viejo,
aún no se, pero esta sería mi historia. Y no es la que ahora nos importa.
Y
ella vivía entre Mara, y Alejandra. Sus
estudios de PNL le dieron información, pero no conocimiento. El conocimiento no
se consigue por el estudio, Por ello, su parte cerebral, que era la que lo
controlaba todo, buscó explicaciones, cerebrales, claro. Y les dijo a las
mujeres que Deméter daba dos opciones, ser madre o dedicarse a enseñar. Y no
les dijo que Deméter se dedicó a enseñar a sus hijas, a las que primero hubo de
parir. Parir con el dolor, con el dolor que le decía su madre, que le contaba
su madre y su abuela. Y ella débil, muy
en el fondo, como su padre, no lo quiso aceptar.
A veces los
padres, indistintamente, nos cuentan las cosas distorsionadas, y por muy listos
que sean, que se crean, no tiene mucho conocimiento, no tienen “el
conocimiento”. Eso lo tienen pocas personas. Por dura que sea la vida, es más
duro el adquirirlo y no todos están dispuestos a eso.
En la vida
tenemos distintas etapas que debemos realizar: La infancia, la pubertad, la formación
de una familia, la búsqueda de la seguridad, tener hijos, educarlos, dejarlos
marchar, estos son gestaltes que hay que completar, si queremos pasar a la
siguiente de forma sana, podemos entrar en una sin haber resuelto las anterior
o anteriores. Cuando estas están resueltas podemos ascender a nuestra etapa
espiritual, esa es la distinta al resto de los animales que poblamos la tierra,
antes de morir. Está es el desarrollo de la conciencia. Lo que nos
diferencia y lo que nos acerca a lo Divino. Es en la que realmente podemos
enseñar, si tenemos resuelto lo anterior. Si nó, estamos evocados a engañarnos
y a engañar pues hablamos de forma teórica.
Y con
su historia, camuflada en sus libros, creó un bien en sus primeros escritos.
Ayudó y puede ayudar a muchas mujeres y hombres, como a mi me lo hizo. Y eso es
de agradecer. Hay que subir la autoestima a la gente, pues la baja estima es la
causa de muchos males.
Pero
también creo un mal. Un mal contra La Naturaleza, su propia naturaleza, y esos males
hay que repararlos, pues lo que en público se hace en público se debe deshacer.
El escribir es muy peligroso, se queda marcado.
Y es mucho mas peligroso hacerlo en público, hacerlo publico.
Esto
ella tal vez no lo sabia, pero ahora ya lo sabe.
Como
sabe que también es peligroso hacerse publico, o sobre todo famoso/a en la
vida; tan, que tiene el peligro que se nos metan en ella, en nuestra vida
privada. Eso es así. Que le vamos a hacer, las cosas son como son y hay que
aceptarlas. Como esta historia, este cuento de media noche, que ahora yo
escribo, que puede, que como cuento, sea verdad o sea falso, cualquiera sabe.
Estos son los
riesgos que la tierna alma aceptó. O debió aceptar al querer hacerse
importante. Era tanta su debilidad que necesitaba mostrarse fuerte, muy fuerte,
se diría que era contra-fóbica su personalidad.
Un
día, con sus conocimientos del marketing, se metió en la poderosa pequeña
pantalla, y fue el día único que yo físicamente la vi. Y una imagen vale más
que mil palabras, aunque estén bellamente escritas. Y perdí el encanto. ¿Será
porque soy más visual que auditivo? Aunque también las cosas me las huelo a
distancia, ¿Será por que en el fondo tampoco soy lo que aparento? Pero
sigamos. Y ese día, ella iba dispuesta a
demostrar, que lo había conseguido: “su éxito”. Y para poder decírselo a todo
el mundo se puso: “I am a dream...”, y
algo más que alguien dijo que significaba “hecho realidad”.
Pero
ese algo último su público no lo pudo apenas leer, pues sus brazos, con los que
se sujetaba, se cerraba y que mostraba su rigidez, lo taparon. Ese día, en que
ella decidió mostrarlo, más bien parecía, que lo que transmitía, que lo que
quería decir, era lo que se veía solo: “soy una ilusión”.
Fue
curioso, ese mismo día todas sus contertulianas parecían reinas, de verdad, y a
mi entender que lo son. Solo ella aparentó ser una aspirante, tan rígida, tan
nerviosa, tan reprimida, tan cabreada, tan sin control, tan falta de
consciencia, tan, tan. Que más que llamarse “Victoria”, nombre con que ella ya
se había denominado pensándose triunfadora, debió en ese momento haberse
llamado “ ... ”.
Allí, como en sus escritos, se
proclamó anti-feminista, anti-pareja, anti-compañero, anti-lésbica... Anti tantas cosas que se metió en su propia
trampa, valoró tanto la soledad que no se puede salir de ella.
Y con
sus artes, en sus últimos capítulos, sobre tipologías, ha tratado de llevar a
las mujeres hacia un callejón sin salida. O más bien hacia una sola salida, la
que ella cree que es la verdad. Su hipotética verdad. No sabiendo que en
terapia una cosa es motivar y otra conducir hacia una determinada solución.
Desconociendo que cada cual debe hallar la suya propia, Su propia verdad, que
es la que le ha de servir.
¡Ah!,
cuantas cosas no sabía esa niñita con alma de niño
Desvalorizaba
lo que no había conseguido y sobre valorizaba lo que creía haber hecho. Pero
así es la vida de los humanos. Siempre tan pegados al ego, Siempre están en los
opuestos que difícilmente consiguen el equilibrio. Equilibrio que tanto
necesitan para poder vivir. Piensan que viven y lo que hacen es sobrevivir.
Piensan que están despiertos y viven en un sueño. Piensan que han conseguido un
sueño y la verdad es que viven en una ilusión.
Así
es la vida. Así puede que sea la vida de esa tierna alma con nombre de piedra.
De delicado color, pero dura, en su aspecto, como toda piedra, inconsciente
como toda piedra. ¿O tal vez las piedras sean conscientes y por eso no quieren
cambiar su naturaleza? Quien lo sabe.
Como humanos creemos, que, porque sabemos un poco, lo sabemos todo. Creemos que somos como los dioses... Pero, como mucho, somos como el Ave Fénix,
con sus alas. Nacemos y renacemos de nuestras cenizas. Y nos llegamos a nombrar
hadas y hados, porque creemos que volamos. Pero… ¿no será solo una ilusión?
La
historia aquí la termino, es tarde y el sueño ya me invade. En mi reloj, que
también es despertador, ya están a punto de dar las doce campanadas. Y, en
finalizando, me convertiré otra vez en ratón, la carroza en calabaza...
Para
Rosetta, con todo mi cariño.
En Almería 22/06/210
De la colección Cuentos de media noche
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