lunes, 2 de septiembre de 2019

CUENTO PARA ROSETTA


CUENTO PARA ROSETTA

            Había una vez un alma muy tierna que vino a nacer entre peces y naranjos. Su madre, mujer fuerte, que por herencia materna lo traía, la quería y protegía.
            A esta niñita le pusieron, tal vez por su abuela, por su color, o por no se que, un nombre, que también era el de una piedra. Pero no el de una piedra cualquiera, fue el de una de las más importantes, la que había servido para descifrar las antiguas lecturas, los antiguos conocimientos, y esto la marcó. Este nombre simbólico la marcó. Pero más la marcó su entorno, su historia.  La que su madre le contaba.  Y ella fue creciendo feliz y contenta al principio dentro de aquel “equilibrio” familiar.

            Esa alma había nacido con traje de mujer, pero era un alma de hombre y como tal, cuando llego a su inevitable desarrollo sexual, por eso de “los edípos”, se enamoró de su madre, en vez de haberlo hecho de su padre.  Ella, era tan fuerte, tan segura, tan maravillosa... Por el contrario, su padre que era un hombre, más rico, cariñoso y tierno, era más débil.  Hombre que por eso había sido buscado por su madre. Pues, para poder congeniar con ella, así debería de serlo. O ¿habría sido él, quien necesitando de la fuerza se la buscó en la esposa? Y lo curioso es que estas formas de selección ya se venían repitiendo en varias generaciones en su árbol. Por lo que, en esta familia, se conseguía un equilibrio, pero era más matriarcado que patriarcado. Esto no es malo ni bueno, pero tiene sus consecuencias.
            En su casa, también, su hermano menor cogió el papel del débil, todo era lo contrario de lo que debería ser una familia española tradicional, y el niño barría, hacia su camita etc. como papá. Esto no era ni bueno ni malo, era lo que era, pero también era distinto a lo que ocurría en las casas de sus amigas, de sus compañeras, las otras mujeres.
             En esa época su vida se movía entre: su incomprendida sexualidad y las incongruencias inconscientes.

La vida le fue fácil, pero también difícil, porque era la mayor. Y decidió dedicarse a estudiar y como era familia pudiente la mandaron al extranjero. Y ella decidió ser más que nadie: aprender y aprender y conseguir su sueño. El sueño que en su impotencia se había creado. Porque muy en el fondo se sentía como “La cenicienta”.

            Y en sus estudios conecto con la PNL y sus mapas, creencias, escalas de valores…  “La teoría” y todas esas cosas.  Y con su aprendizaje se sintió poderosa. Y pensó que salvaría a todas las mujeres; que salvaría al mundo, que generalizando se salvaría ella con ello. Y que la “Maldición”, su maldición que así creía que era, llegaría a su fin.  Y se dedicó a escribir. Para transmitir sus descubrimientos por su enseñanza teórica. Y en sus escritos fue metiendo su historia, su vida, poniendo ejemplos, nombres simbólicos y todas esas cosas que hacen los escritores, la mayoría inconscientemente, para convencer, para convencerse, para sanarse de forma inconsciente, por su impotencia, su frustración.

             Y porque tocaba un tema importarte empezó a hacerse famosa. Sus escritos empezaron a venderse muy bien y ella empezó a creérselo. A creerse que tenía “La Verdad”, la llave de todas las cosas, sin saber que esta es “La Humildad”, la que abre todas las puertas.
           
            Y se monto en su carroza y se fue al mundo de las fantasías, al de sus sueños. Y se creyó una “Reina”, como pensaba que era su madre. Y por su orgullo pensó: Tengo “la Gran Solución”. Y esto lo tengo que hacer conocer a todo el mundo.

            Y en sus libros se citó a ella hasta la saciedad y se engordó el ego, Sin darse cuenta, que una cosa es la autoestima alta y otra el pecado de “La Vanidad”, que tal vez sea ese su dominante entre los nueve. Y por su ambición y por el dinero comenzó a copiarse, a auto-prostituirse, por darle demasiado valor al dinero. A no saber parar en su justo momento.

Lo que es peor. Lo que comenzó a ocurrir, es que con su historia, a nivel subliminar, confundía a quien quería salvar.
Hacia tiempo se había inventado lo de “las reinas con sus coronas y las damiselas con sus diademas flojas”, por lo de su cuento preferido, que también hablaba de zapatitos de cristal, de príncipes, de hadas buenas. Y metió en sus escritos, la elección de los zapatos, de príncipes, armaduras y mas cosas, pues en su infancia ella se había sentido identificada con la protagonista.
Y eso estuvo bastante bien.
Era un alma muy lista, eso hay que reconocérselo. Pero una cosa es ser listo y otra consciente. Ella no sabía, que lo que nos une a Dios no es el alma sino la CONSCIENCIA. Y, que por supuesto, no lo es la listura.  Bueno todo son términos y conceptos, pero lo pongo aquí para que nos entendamos.            

       En su último libro habló de arquetipos y a las mujeres no les contó toda la verdad. Basándose en su inteligencia y por su orgullo, pensó que los demás que no la tenían. Su prepotencia, como Alejandra, no le permitió saber más.  Por más que estuviese marcada por el nombre del “diccionario”.  Y habló de “Maldición” y dijo que era de Eva aunque tal vez hubiese debido decir de Deméter, y cambio las cosas y cambió los términos y no dijo toda la verdad, o porque no la sabía, o porque su confusión no se lo permitió, o porque su cabreo hizo que...
            Y llegó a declarar que el chip de la maternidad no está en el ADN de la mujer.
            Para auto convencerse. Y en su frustración, se busco los hijos en sus alumnos, sus coacheados, sus... 

            ¿Será que no sabe que las grandes diosas prehistóricas eran mujeres, grandes paridoras y con el conocimiento?
            ¿Será de las que piensan que Dios es masculino?
            ¿Será que no sabe tanto como se cree?
            Quien sabe por qué será.
Quien sabe por qué lo hizo, pero lo hizo.

Y en su historia también habló de “Mara”, su parte de amargura, de “Alejandra” su parte luchadora, vencedora de sus males, su cáncer, de su decisión o justificación de no haber querido tener hijos. Pero no dijo nada de su querer romper con la línea generacional. Posiblemente eso no lo tenía consciente. Tenía tanta dualidad interna, entre los cariños a sus tan distintos progenitores.
Habló de su maldición de haber nacido mujer. Y quiso liberar a las mujeres. Y quiso liberarse ella, pero no lo consiguió; porque, aunque era muy lista no tenía todo el conocimiento. Era una lista más bien teórica.

¿Sería que había nacido bajo el signo de virgo o de leo ?, eso no lo se.  Hay tantas cosas que, aunque soy tan viejo, aún no se, pero esta sería mi historia. Y no es la que ahora nos importa.

            Y ella vivía entre Mara, y Alejandra.  Sus estudios de PNL le dieron información, pero no conocimiento. El conocimiento no se consigue por el estudio, Por ello, su parte cerebral, que era la que lo controlaba todo, buscó explicaciones, cerebrales, claro. Y les dijo a las mujeres que Deméter daba dos opciones, ser madre o dedicarse a enseñar. Y no les dijo que Deméter se dedicó a enseñar a sus hijas, a las que primero hubo de parir. Parir con el dolor, con el dolor que le decía su madre, que le contaba su madre y su abuela.  Y ella débil, muy en el fondo, como su padre, no lo quiso aceptar.
A veces los padres, indistintamente, nos cuentan las cosas distorsionadas, y por muy listos que sean, que se crean, no tiene mucho conocimiento, no tienen “el conocimiento”. Eso lo tienen pocas personas. Por dura que sea la vida, es más duro el adquirirlo y no todos están dispuestos a eso. 
En la vida tenemos distintas etapas que debemos realizar: La infancia, la pubertad, la formación de una familia, la búsqueda de la seguridad, tener hijos, educarlos, dejarlos marchar, estos son gestaltes que hay que completar, si queremos pasar a la siguiente de forma sana, podemos entrar en una sin haber resuelto las anterior o anteriores. Cuando estas están resueltas podemos ascender a nuestra etapa espiritual, esa es la distinta al resto de los animales que poblamos la tierra, antes de morir. Está es el desarrollo de la conciencia. Lo que nos diferencia y lo que nos acerca a lo Divino. Es en la que realmente podemos enseñar, si tenemos resuelto lo anterior. Si nó, estamos evocados a engañarnos y a engañar pues hablamos de forma teórica.  

            Y con su historia, camuflada en sus libros, creó un bien en sus primeros escritos. Ayudó y puede ayudar a muchas mujeres y hombres, como a mi me lo hizo. Y eso es de agradecer. Hay que subir la autoestima a la gente, pues la baja estima es la causa de muchos males.

            Pero también creo un mal. Un mal contra La Naturaleza, su propia naturaleza, y esos males hay que repararlos, pues lo que en público se hace en público se debe deshacer. El escribir es muy peligroso, se queda marcado.  Y es mucho mas peligroso hacerlo en público, hacerlo publico.

            Esto ella tal vez no lo sabia, pero ahora ya lo sabe. 
            Como sabe que también es peligroso hacerse publico, o sobre todo famoso/a en la vida; tan, que tiene el peligro que se nos metan en ella, en nuestra vida privada. Eso es así. Que le vamos a hacer, las cosas son como son y hay que aceptarlas. Como esta historia, este cuento de media noche, que ahora yo escribo, que puede, que como cuento, sea verdad o sea falso, cualquiera sabe.
Estos son los riesgos que la tierna alma aceptó. O debió aceptar al querer hacerse importante. Era tanta su debilidad que necesitaba mostrarse fuerte, muy fuerte, se diría que era contra-fóbica su personalidad.

            Un día, con sus conocimientos del marketing, se metió en la poderosa pequeña pantalla, y fue el día único que yo físicamente la vi. Y una imagen vale más que mil palabras, aunque estén bellamente escritas. Y perdí el encanto. ¿Será porque soy más visual que auditivo? Aunque también las cosas me las huelo a distancia, ¿Será por que en el fondo tampoco soy lo que aparento? Pero sigamos.  Y ese día, ella iba dispuesta a demostrar, que lo había conseguido: “su éxito”. Y para poder decírselo a todo el mundo se puso:  “I am a dream...”, y algo más que alguien dijo que significaba “hecho realidad”.
            Pero ese algo último su público no lo pudo apenas leer, pues sus brazos, con los que se sujetaba, se cerraba y que mostraba su rigidez, lo taparon. Ese día, en que ella decidió mostrarlo, más bien parecía, que lo que transmitía, que lo que quería decir, era lo que se veía solo: “soy una ilusión”.
            Fue curioso, ese mismo día todas sus contertulianas parecían reinas, de verdad, y a mi entender que lo son. Solo ella aparentó ser una aspirante, tan rígida, tan nerviosa, tan reprimida, tan cabreada, tan sin control, tan falta de consciencia, tan, tan. Que más que llamarse “Victoria”, nombre con que ella ya se había denominado pensándose triunfadora, debió en ese momento haberse llamado  “ ...  ”.
            Allí, como en sus escritos, se proclamó anti-feminista, anti-pareja, anti-compañero, anti-lésbica...   Anti tantas cosas que se metió en su propia trampa, valoró tanto la soledad que no se puede salir de ella.
    
            Y con sus artes, en sus últimos capítulos, sobre tipologías, ha tratado de llevar a las mujeres hacia un callejón sin salida. O más bien hacia una sola salida, la que ella cree que es la verdad. Su hipotética verdad. No sabiendo que en terapia una cosa es motivar y otra conducir hacia una determinada solución. Desconociendo que cada cual debe hallar la suya propia, Su propia verdad, que es la que le ha de servir.
       
            ¡Ah!, cuantas cosas no sabía esa niñita con alma de niño
            Desvalorizaba lo que no había conseguido y sobre valorizaba lo que creía haber hecho. Pero así es la vida de los humanos. Siempre tan pegados al ego, Siempre están en los opuestos que difícilmente consiguen el equilibrio. Equilibrio que tanto necesitan para poder vivir. Piensan que viven y lo que hacen es sobrevivir. Piensan que están despiertos y viven en un sueño. Piensan que han conseguido un sueño y la verdad es que viven en una ilusión.

            Así es la vida. Así puede que sea la vida de esa tierna alma con nombre de piedra. De delicado color, pero dura, en su aspecto, como toda piedra, inconsciente como toda piedra. ¿O tal vez las piedras sean conscientes y por eso no quieren cambiar su naturaleza?   Quien lo sabe. Como humanos creemos, que, porque sabemos un poco, lo sabemos todo.  Creemos que somos como los dioses...  Pero, como mucho, somos como el Ave Fénix, con sus alas. Nacemos y renacemos de nuestras cenizas. Y nos llegamos a nombrar hadas y hados, porque creemos que volamos. Pero… ¿no será solo una ilusión?

            La historia aquí la termino, es tarde y el sueño ya me invade. En mi reloj, que también es despertador, ya están a punto de dar las doce campanadas. Y, en finalizando, me convertiré otra vez en ratón, la carroza en calabaza... 


                                              
                                                           Para Rosetta, con todo mi cariño.

En Almería 22/06/210

De la colección Cuentos de media noche

                                                                                                       

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