Cuento
a una joven princesa que se sentía muy feliz
Había una vez una joven princesa que se
sentía muy feliz porque había encontrado a su príncipe azul y se unió con él y
llegó a mas su felicidad, porque entre ambos tuvieron una muy bella hijita, y
con ello su natural maternidad se había realizado. Y era muy feliz, porque,
también, estaba pudiendo demostrar a su padre El Rey, quien había sido muy
rígido con ella, que ya estaba en la cumbre, que había llegado a se una gran
profesora e investigadora. Todo eso la había conseguido a base de muchísimo
esfuerzo, constancia y un hacer, que se podría decir caía en el perfeccionismo.
Todo por demostrar a su querido padre; y siempre buscando su cariño; que ella,
aunque había nacido niña y no niño, como él hubiese deseado, no le iba a defraudar.
Y por eso dedicó tanto esfuerzo, en toda su infancia y juventud, que casi se
olvido de vivir esa etapa.
Y un día, por azares de le vida, conectó
con ella un ser distinto, a los, que ella, siempre había conocido; tanto tiempo
medida en la formación académica, con esos profesores tan importantes, tan
trajeados, tan en lo alto de la tribuna. Y ese día, cuando el ser, ese, le abrió
su alma y se le expresó de otra forma, para ella irreconocible; ella, perdió el
habla y, solo pudo decir una expresión: “Virgen!!!!”; no se, si porque se la
había aparecido la Virgen de verdad y ella todavía no lo sabia, o por que su
formación religiosa no le dejaba decir palabras mas fuertes, o porque su
natural estado, de estar siempre alerta, le impedía reaccionar de otra forma.
Ella, que no perdía la compostura, ni se enfadaba, que siempre se mostraba
feliz y equilibrada, aunque algunas veces cayese en momentos trágicos-depresivos
y se ponía de victima; solo momentos, pues pronto se reponía; no podía aceptar
que fuese la Virgen realmente, y sobre todo porque tenia barba, y claro, esto
no lo puede comunicar a nadie, y hace bien en eso, pues la pueden tomar por
loca. Pues, ya se sabe, que los psiquiatras, seres prepotentes, ahora por
indicación de los biólogos que hacen experiencias con ratoncitos, se dedican a
poner electrodos en el cerebro; de los que no son, para ellos normales, para
hacerlos cívicos o controlados; y que también hay otros, señores doctores
psiquiatras, que no ha llegado aun a eso y siguen dando electroschok, pues se quedaron
en el conductismo. Todos son muy peligrosos y no digamos de los que ponen
camisas de fuerza químicas, para seguir aumentando los beneficios de los
fármaco-químicos. Hay que tener cuidado, porque no se sabe en manos de cual de
ellos puede uno caer.
“El
mundo está loco”. Y en este mundo de locura. Cuando a uno se la aparece la Virgen
lo mejor es no comentarlo, mantenerlo en secreto y sacar provecho de ello.
Puede que esta pequeña historia tenga
algunos fallos y en algo no esté del todo acertada, pero debe ser decisión de
la princesita el aprovechar las enseñanzas, de la Virgen o de este viejo brujo,
y cuenta cuentos. Porque con su conocimiento, se puede hacer mucho bien a los
sufridos humanos. Y él está dispuesto a que alguien lo aproveche.
Escrito con todo mi cariño.
Málaga, madrugada del 16 de noviembre 2010
De
la colección Cuentos de media noche
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